sábado, 20 de octubre de 2007
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A veces al amanecer, susurros y aleteos rozan con la suavidad de una pluma nuestras mejillas y si tenemos suerte pueden hacernos reír, son los ángeles que vienen y van, escuchando nuestros secretos, susurrándonos melodías en perlas blancas, regalándonos pensamientos púrpuras en la lengua romántica de los lirios…